“Levanto mi pancarta y la difundo, con solo una persona que la lea ya empieza a cambiar el mundo”
Calle 13
Ya no sabemos qué hacer con él. Lo hemos criado desde que era un bebé, cuando perdió a sus progenitores. Desde que lo recibimos en nuestra casa, hemos sido para él unos verdaderos padres o al menos abuelos, más abuelos que padres por la edad que tenemos. Lo hemos educado como a todos, de acuerdo a nuestras costumbres y estilos de vida, dedicación, responsabilidad, con principios de respeto, equidad y vida en comunidad, por nuestro modo de ser, y quizás por nuestras convicciones sociales, que ahora a muy poca gente le importan, hemos insistido en su buen comportamiento.
No tenemos prejuicios por sexo o raza. Él ha sido siempre bien portado y muy obediente desde que era muy chiquito, pero desde que está desarrollando, cada vez está más rebelde con nosotros. Parece que es muy inquieto para su edad, es hiperactivo o hiperquinético, como les dicen ahora. No es que tenga un diagnóstico formal, pero a lo mejor requiere educación especial. Con mayor frecuencia no se quiere ir a dormir temprano. Solo quiere estar con nosotros en el sofá frente al televisor. No nos gusta, porque se desvela y tanto ruido y tanta violencia en las películas no pueden hacerle bien. Cada vez es un problema cuando se le ordena irse a dormir. Simplemente no quiere y no nos hace caso, hasta que me ve muy serio, cuando uso un tono fuerte y firme, dispuesto a llevarlo a la fuerza. Su abuela adoptiva, es muy permisiva y lo consiente demasiado, realmente lo está malcriando. Dice que como no tiene hermanos con quien jugar! Yo lo comprendo, claro que lo comprendo. Eso de pasar todo el día con dos viejos jubilados debe ser aburrido.
Cuando yo era un adolescente, me pasaba todo el día en la calle jugando con todos mis amigos, todos nos conocíamos… pero eran otros tiempos!!!. No había tanto peligro de pandillas, y convertíamos la calle en un campo de juego. En realidad todo el barrio era un campo de juegos. Cuando eramos chicos, la nuestra era una ciudad más bien pequeña, prácticamente todos nos conocíamos. Sin importar la condición social de cada uno, formábamos grupos y jugábamos a la guerra, arriba la pelota, a saltar la cuerda, a los retratos, y a cuanto juego se nos ocurría al aire libre. Todos nos mezclábamos en la barahunda del barrio, tanto los hijos de los oficinistas como yo, con los hijos de los dueños de talleres y de maestros. Ahora es distinto, los jovenes no se despegan el celular, y se han vuelto ensimismados. Viven como en otro mundo. Ya no les interesan tanto las cosas que a nosotros nos interesaban. Nosotros, -mi generación- quisimos cambiar el mundo, pero no pudimos. Los jovenes ahora, tienen acceso a toda la información del mundo, cosa que nosotros nunca tuvimos. Si se lo proponen pueden cambiar el mundo. Pero eso si, solo si se lo proponen de verdad!
Solo había alguna que otra familia de nuevos ricos, que no se querían mezclar con nadie. Yo me crie así, en un barrio popular y era alegrísimo, jugábamos a las carreras, a las escondidas y de vez en cuando hasta nos peleábamos. Pero como suele suceder, no faltaba uno que se creía el más guapo de todos, era el matón del barrio, que se creía con el derecho de abusar de todos, sobre todo de los más pequeños. Generalmente el matón del barrio o era hijo de algún poderoso político o militar, al que habían criado de forma autoritaria o sin atención paterna, o bien provenía de un hogar destruido por el abandono, la miseria, la violencia en el hogar y el alcohol. Los demás éramos normalitos y solo estábamos interesados en pasarla bien. Por eso me extraña mucho su comportamiento un tanto agresivo, tomando en cuenta que ha sido criado como decimos por una buena familia y con buenas costumbres, además con mucho amor.
Como han cambiado los tiempos!!!… ahora aunque uno no quiera hay más diferencias sociales, o al menos eso me parece a mi, marcadas por el crecimiento o desarrollo de la ciudad, como le quieran llamar. Hay un aumento descontrolado de la violencia y cada vez más hay murallas y controles físicos con agujas y casetas con guardas de seguridad en las entradas a los condominios, que separan a los pobres de los nuevos ricos. Eso nunca lo vi en mi niñez!
Ahora resulta que hay que protegerse de los pobres, como si todos fueran ladrones o criminales. Todos los de avanzada, que luchamos en las épocas difíciles de la lucha contra la dictadura militar, ahora hablamos de integración social, de inclusión, pero es una leyenda urbana, puras mentiras. Al final se imponen las diferencias y condiciones sociales y económicas, las mismas que siempre ha habido, nunca se fueron en realidad. Uno lucha, de verdad que uno lucha por la integración social, pero no es fácil, son demasiadas las diferencias. A lo sumo si te considerás de avanzada, podés ser más educado, más tolerante, más amable incluso, más comprensivo con la otra gente, hasta más humano, pero igualdad, lo que se llama igualdad, la veo cada vez más lejana, como si todo lo que soñamos en la juventud, en realidad solo era una utopía. La verdad es como dicen los que se las dan de pipirisnais,
-”Preferimos juntarnos con los GCU” (gente como uno), al referirse a los amigos de su clase social, que asistían al mismo tipo de colegios, o que les gustaban las mismas películas etc.
Como estamos conscientes de la necesidad de su integración social con el barrio, por su propia formación y también porque le faltan amigos, para que socialice un poco, estoy saliendo a caminar con él todas las mañanas en el barrio aledaño a mi casa, en el residencial donde vivo -que conste que no tiene casetas, ni agujas de control, ni guardas de seguridad en la entrada-. Es un residencial de los antiguos de la ciudad. También es una forma para mí para hacer un poco de ejercicio, ya que la vida sedentaria no me está haciendo nada bien. También aprovecho para reflexionar sobre la vida y los cambios que inevitablemente se suceden aun en contra de nuestra voluntad.
Él se levanta muy temprano en la mañana y cuando me ve ponerme los zapatos tenis para caminar, ya se muestra muy entusiasmado porque sabe que vamos a ir a pasear juntos. Se pone alegre y busca su ajuar deportivo. Sale muy contento conmigo, pero su comportamiento social me preocupa un poco. Al entrar al barrio aledaño, se muestra un poco arrogante, muy seguro de sí mismo y un poco altanero y hasta despreciativo, con los otros como él, con los que se encuentra, la mayoría bullangueros y un tanto desnutridos.
El barrio es pobre, muy pobre, con algunas características marginales. Se nota en el tipo de construcción de las viviendas hechas con toda clase de ripios de madera, techos de zinc usados, plásticos negros, y pedazos de tablas. Dentro del barrio pobre hay todavía grandes diferencias entre los pobres. Hay pobres más pobres, que tienen casas pequeñas de bloques de concreto y con techo de zinc, en un pequeño lote de terreno, que fue producto de una toma de tierras baldías. También hay algunas viviendas que se han convertido en talleres o pulperías, pero hay otras que ni un lote de terreno tienen. Simplemente se construyeron en el espacio que quedó entre el muro de un colegio privado y la calle (Unos dos metros de ancho) por unos seis metros de largo. Esta fue una toma de tierras dentro de una toma de tierras. Allí habitan las familias pobres, dentro de los más pobres, construidas con pedazos de láminas herrumbradas de zinc o de barriles metálicos viejos, con techos de plástico negro o más láminas herrumbradas. Agua corriente y energía eléctrica domiciliar, ni en sueños. Los sueños de justicia social, que en otros tiempos teníamos los jóvenes de mi época ahora parecen tan lejanos.
También se nota la pobreza y el desempleo en el tipo de actividades del barrio, a cualquier hora hay muchos jóvenes y adultos en la calle, o en las aceras de las casas. Algunos juegan béisbol con pelotas de trapo o juegan fútbol con marcos imaginarios marcados con dos piedras. Otros simplemente sin hacer nada. Hay muchas ramas y palos de leña amontonados en las aceras, y cocinas improvisadas de latas en la calles, las mujeres siempre cocinando algo o echando tortillas para vender. Las aguas jabonosas corren por las cunetas y calles de concreto o adoquines, donde hay pavimento. Hay charcos por todos lados en las calles sin pavimento. Hay mucha basura acumulada, la mayoría de ramas y hojas, y muchas bolsas plásticas. Hay niños por todas partes y de todas las edades. Se ven muchas madres adolescentes cargando niños, parecen sus hermanas. Pero ya son madres, la mayoría son madres solteras, que fueron abandonadas. Verdaderas niñas cargando niños como si fueran muñecos.
Como dije antes, por su edad él es muy curioso y hasta un poco abusivo, se mete en todas partes y se anda asomando en cada casa sin pedir permiso. Por eso pienso que amerita educación especial, además tiene mucha fuerza para su tamaño. Muestra mucho liderazgo y es muy valiente. Incluso no le muestra ningún temor a otros más grandes que él, que de lejos tienen el comportamiento del matón del barrio, que tan mal me caía cuando yo era un adolescente como él. Él siempre va adelante, no me espera, como que anduviera solo. Temo que pueda ser violentamente agredido por una pandilla si lo dejo solo. El otro día, que andaba con él, se le fueron encima tres más grandes que él, lo atacaron sin ma´s ni más, como una pandilla callejera. Solo porque se les acercó demasiado y se los quedó viendo mal. Si no ha sido porque algunos vecinos adultos y yo que intervenimos a tiempo, le hubiera ido muy mal. Es que no entiende, anda por la vida con una actitud que amenaza a todo el mundo, se cree dueño de todo.
Creo que la culpa ha sido de nosotros, es muy consentido, porque le hemos dado todo y lo dejamos hacer lo que él quiera. Lo que hace que a los demás les caiga un poco mal y desconfíen de él. Además es muy peleonero. Una cosa es la autoestima y otra la arrogancia. Claro, él tiene su propio espacio en la casa, muestra un look demasiado moderno, es obvio que se rasura en un salón caro donde lo dejan con un peinado que llama mucho la atención. Muestra una cadena de fantasía con una medalla con su nombre grabado que le cuelga del cuello. Como le digo a mi mujer, el porte y aspecto es muy importante, pero el aspecto de él no encaja en ese barrio ya que establece mucho la diferencia con los demás del barrio. Ella insiste en comprarle cosas que los demás no usan. De verdad que lo consiente mucho. De esta manera no habrá ninguna integración posible con los demás. Vamos a tener que caer en lo de siempre, hablar de inclusión social del diente al labio y solo llevarlo a sitios donde encuentre tipos como él, con los mismos gustos y apariencias, lo que no me gusta. En el fondo hay una discriminación solapada, a veces disfrazada de retórica y progresismo social, de buenas intenciones de socializar, con eso de que todos somos iguales.
Los paseos por el barrio me hacen reflexionar sobre las realidades sociales de mi ciudad. La verdad es que los tiempos han cambiado mucho. A veces converso con algunos muchachos del barrio. Las opiniones de los jóvenes me interesan mucho. Parece que nada les importa, solo sus celulares y sus redes sociales, pero, no se crean, mucho les importa la situación de la ciudad.
Una muchacha con un gran sentido crítico me dijo:
- Muchos pregonan ideas progresistas y hablan mucho del pueblo, unos hablan de democracia, otros de socialismo, otros dicen que la nueva constituyente cambiará las cosas, pero yo creo que es mentira, los políticos solo quieren controlar a la gente para que voten por ellos.
Un joven del barrio, por su edad y vestimenta era un estudiante, me dijo
- La verdad es que el desarrollo social no depende de la izquierda ni de la derecha, depende de la honestidad y capacidad de los lideres y de si nosotros, la gente común y corriente nos interesamos de verdad en nuestro futuro y nos involucramos en los cambios”.
Ajustandose la mochila en su espalda dijo
- “Han pasado varios gobiernos de derecha, varios de izquierda y la situación no cambia, todo es pura ideología, me entiende? ideología, puro rollo.
Unos dicen que la globalización nos está afectando más de lo que nos beneficia, que el que manda es el mercado, que hay necesidad de mayor presencia del Estado, otros que el Estado mucho se mete, que hay que dejar libre al mercado.
Lo que yo se es que cada vez más jóvenes se van, migran a otros países., por miles. No les importa ni el mercado ni el Estado, lo que quieren es trabajo y futuro…, y no lo ven.
A pesar de todo, la ciudad sigue creciendo, se construyen edificios modernos de acero y vidrio por todas partes, se construyen vías modernas y parques coloridos, pero el barrio se sigue llenando de jóvenes sin empleo, que ni estudian ni trabajan. Les llaman los “nini”. Para mí es un milagro cotidiano que coman todos los días. Realmente no sé cómo hacen.
Al barrio llegan muchos activistas políticos de la derecha nacionalista, de la izquierda popular, del centro democrático, y del mismo gobierno. Siempre están levantando listas para esto, para lo otro y para aquello. Dicen que la macroeconomía está muy bien, que el país está creciendo, que hay pleno empleo. La verdad es que el ayuntamiento, ha compuesto algunas calles, pero la gente sigue en sus viviendas miserables y sin trabajo. Cuando será que harán verdaderos programas de desarrollo urbano integral? Será cosa de tener paciencia? No sé, pero yo no le veo salida a corto plazo a esta situación.
Cuando hay concentraciones políticas en aquellas fechas emblemáticas para el partido de Gobierno, llegan activistas políticos profesionales, pagados por el partido, y llevan a mucha gente del barrio en buses alquilados. En mis tiempos hacer trabajo de barrios era otra cosa. La gente se organizaba alrededor de sus verdaderos problemas y nadie nos pagaba por andar organizando a la gente. Más bien era un poco peligroso. Te podían echar preso y hasta desaparecerte. Bueno, los tiempos han cambiado.
Ahora me estoy alistando para empezar otro día más, para hacer mi caminata diaria con el Goliat, nuestro perro pastor alemán. Es por recomendación del médico. Apenas el Goliat me oye, sale de su casita y empieza a ladrar de alegría y a saltar para que lo vea y le abra la puerta. Le abro y lo primero que hace es mover la cola y corre a tomar con su boca la correa y la pechera azul para que se la ponga. No tiene paciencia, se muere de ganas para entrar al barrio y empieza a ir siempre hacia adelante, tirando de la cuerda y marcando su territorio en cada poste o árbol que se le atraviesa y buscar pelea con todos los otros perros del barrio, que también defienden su territorio y son agresivos con él. Además apenas si tienen razón, están en su barrio, el intruso es Goliat, al que no le importa nada lo social, ni la derecha, ni la izquierda, ni el centro, ni la ideología, y no trata de quedar bien con nadie, la macroeconomía y la política le importan un pepino y anda de arrogante como si él fuera el dueño del barrio. Ya no hallamos que hacer con Goliat. Sigo creyendo que necesita educación especial, talvez necesita un buen entrenador de perros. Como han cambiado los tiempos!!!…
Da gusto leer las inspiracioens literarias más cuando se conoce al autor y algunas experiencias vividas en la relación alegre familiar. Contadore dinámico y entretenido de historia. Muchas felicidades y a Víctor tu hijo que siga su aporte impulsando el uso de la tecnología para difundir estos textos que salen sin duda del alma. Un abrazo y el hora buena.